dimecres, 4 de març del 2015

Casa (oikos) y realeza en la Odisea

Como ya se ha apuntado, cuando aparecen las viviendas de los reyes en los poemas homéricos, estas no presentan las características de lo que conocemos a partir de la arqueología de la época micénica. No parecen ser en modo alguno centros de almacenamiento, procesamiento y redistribución masiva de excedente, que es lo que documentan tanto la arqueología como la lectura de la escritura silábica micénica.

La descripción más detallada y realista de un palacio que nos proporciona esa figura enigmática -o quizás inexistente- que llamamos convencionalmente Homero es el palacio de Odiseo en Ítaca. En efecto, en realidad aparecen dos conflictos diferentes y solapados en la Odisea: por la casa y por el reino. En el centro, la figura de Penélope, la esposa que espera y espera, pero que aparentemente puede elegir casarse con uno de los pretendientes que abusan de la hospitalidad de su hogar, siempre que vuelva a la casa de su padre (y este le proveerá la dote necesaria). Pudiera ser que ella transmitiera el título real, mientras que Telémaco, el hijo de ella y Odiseo, podría heredar a su vez el patrimonio paterno, con centro en la casa o palacio.

La estructura de la casa aparece descrita o supuesta en el texto. El mégaron o sala central, aparentemente abierta como un patio, parece ser el lugar abierto a los extraños y donde se desarrollan las actividades sociales. En la Odisea sería donde residen, porque se trata casi de una ocupación permanente, y festejan los pretendientes, donde canta el aedo o se da hospitalidad al necesitado. El espacio de Penélope, de las mujeres en general, no es ese, sino lo que luego se denominará gineceo, en este caso las habitaciones privadas del piso superior. Solo raramente interactúa Penélope con los extraños y, ya en el canto I, vemos como desciende del piso superior, su cara cubierta con un velo y flanqueada por una "sirvienta sensata" a cada lado. En la Odisea, Penélope, así como otras mujeres de la casa, tejen, lo que nos apunta hacia el último tema: la economía doméstica.

En efecto, la casa (¿se le puede llamar palacio?) de Odiseo es un lugar en el que se elaboran productos, en este caso se procesa la lana para producir tejidos. Sabemos también por otros pasajes que la familia poseía, entre otras cosas, huertos con árboles frutales, cerdos y el personal encargado de gestionarlos (el porquero acoge inicialmente a Ulises y le ayuda desde el inicio). Curiosamente, el propio Odiseo no solo es capaz de navegar o fabricar con sus propias manos una cama, sino que parece conocer exactamente su patrimonio agrícola, lo que presupone algún tipo de implicación directa en la gestión y producción de sus propiedades. Asimismo, el hecho de que la casa de Odiseo no se acabe de arruinar durante la ausencia del rey, demuestra indirectamente que buena parte de lo que es la gestión de la economía doméstica recaía en la mujer y que no era imposible continuarla sin la presencia del hombre. Eso sí, si no hay un adulto varón capaz de representar y defender la casa y la familia frente a otros (y en la propia comunidad), suceden cosas como el abuso de los pretendientes. En términos generales, no parece existir una diferencia cualitativa entre lo que se describe e intuye en la casa de Odiseo y lo que describan después para propietarios agrícolas más modestos Hesíodo o los textos de carácter económico (entendido como gestión del oikos) de época clásica y posteriores. 

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